Psicoanálisis de las películas de terror
Nildo Viana
¿Cuál es la lógica que está detrás de las
películas de terror? Existen algunas características comunes a casi todas las
películas de terror. El apelo a lo sobrenatural está presente en todas. Lo sobrenatural,
por su lado, posee su origen en el pensamiento mítico y fue sustituido por el
desarrollado por el pensamiento religioso. Lo sobrenatural, en las sociedades
donde el pensamiento mítico fue sustituido por el pensamiento religioso, está
ligado a la distinción entre el bien y el mal. Es lo sobrenatural de carácter
religioso lo que distingue a lo absurdo y extraordinario de estas películas de
aquello que se ve en los cuentos de hadas, en los sueños, en la literatura,
etc. Pero la dicotomía entre el bien y el mal existentes en las películas de
terror no puede explicarse sólo por su carácter religioso, pues es necesario
explicar el motivo de su permanencia en nuestra sociedad, marcada por un amplio
proceso de racionalización que la vuelve extremadamente "racionalista".
La propia permanencia de la religión debe ser
explicada. La religión persiste porque la "miseria real" persiste, o
sea, porque la sociedad continúa estando marcada por la miseria, la
explotación, la alienación y la represión. La sociedad contemporánea reprime
sus potencialidades humanas. El "éxito económico", la búsqueda de
status, la competición social, sustituyen y reprimen la realización de los
deseos auténticos, que son represados. La represión de los deseos humanos hace
que éstos sean lanzados al mundo de lo inconsciente. Éste, entonces, como ya
había señalado Freud, se manifiesta en los sueños, en la fantasía, etc. Los
deseos reprimidos pueblan el inconsciente y éste se manifiesta en diversas
oportunidades. Pero, además de eso, la no-satisfacción de deseos crea
disturbios psíquicos (neurosis, psicosis, etc.). Cuanto más se manifiesta el
inconsciente, más se descargan la ansiedad y las tensiones; cuanto menos,
menor, por consiguiente, será la descarga, que se concretizará de otra forma.
Este análisis podrá contribuir a la comprensión de la estructura de las
películas de terror.
Las películas de terror más antiguas
presentaban un conflicto entre el bien y el mal, tal como las más recientes.
Sin embargo, entre las más antiguas y las más recientes hay una diferencia
fundamental: en las más antiguas, lo que predominaba era la victoria del bien
sobre el mal y en las más recientes ocurre lo contrario. ¿Cuál es el motivo de
este cambio? Podemos suponer que la razón de esto se encuentra en la
identificación con el bien, en el primer caso, y con el mal, en el segundo. La
identificación con el bien, en este caso, significa una identificación con el
bien tal como éste es concebido por los valores cristianos y asume el carácter
de un intento de asustar a los "infieles" mediante el temor. Esta
hipótesis sólo puede comprobarse mediante una investigación concreta. Pero es
confirmada, por lo menos parcialmente, por los discursos atemorizantes de
ciertas iglesias que permanecen hasta los días de hoy.
Pero lo que nos interesa aquí son las
películas de terror más recientes. Podemos decir que en estas películas hay una
identificación del creador de su trama con el mal. Esta hipótesis no tiene como
fundamento sólo el hecho de que el mal triunfe, sino también la propia
estructura de tales películas. En este sentido, es ejemplar la película El monstruo caníbal. Cuenta la historia
de una dibujante que era especialista en las historias de viñetas, que se
encontró con algunos "amigos" (envidiosos y plagiadores, salvo una
excepción) en un caserón un fin de semana. Ella pasó su estancia discutiendo
con sus colegas y, con cada discusión, encontraba inspiración para dibujar un
monstruo caníbal devorando a sus víctimas, que ella dibujaba con todas las
características físicas de sus acompañantes del fin de semana. Entre tanto, el
monstruo aparecía en la realidad (de la película, está claro) y devoraba
realmente a las personas, que iban desapareciendo una por una y nadie
desconfiaba de nada, pues, como el monstruo era caníbal, comía sus víctimas y
no quedaban restos, de modo que todos los demás pensaban que simplemente se
habían marchado. Al final de la película, ocurre la tragedia de que el único de
los presentes que era amigo de la dibujante acaba siendo devorado por el
monstruo y ella se vuelve consciente de que era responsable de todo, o sea, de
que era su deseo y su odio (su "mal" interior) lo que hacía surgir al
monstruo, lo que lo alimentaba y le daba fuerza y todo lo que de ahí derivaba,
a través de sus dibujos. Ella también percibió que esto estaba cada vez más
lejos de su control, tal como se puede notar por el hecho de que su amigo
también fuera devorado. Los dibujos anteriores son todos quemados y ella crea,
entonces, un dibujo donde el monstruo desaparece y todos sus amigos retornan al
mundo de los vivos. Pero de la papelera retorna el monstruo que devora a todos,
inclusive a la dibujante. El retorno del monstruo solamente simboliza que el
mal está dentro de ella y que su esfuerzo "racional" por superarlo es
inútil, pues él es más fuerte y siempre regresa. Es la victoria del mal sobre
el bien.
Esta película es paradigmática, pues revela
que el mal (en este caso, el monstruo caníbal) tiene su origen en el odio que
la dibujante siente hacia algunas personas. Lo que se ve, a partir de eso, es
que una obra ficticia (la historia de viñetas sobre un monstruo caníbal)
expresa sentimientos reales (el odio de la dibujante). Lo mismo se puede decir
a respecto de la propia película El
monstruo caníbal, una creación ficticia que manifiesta sentimientos reales
y que toma esta misma relación entre ficción y sentimientos como tema, lo que
se hace de tal forma que revela la lógica de producción de este tipo de
película. Pero si El monstruo caníbal presenta,
de forma bastante explícita, esta relación, no ocurre lo mismo con las demás
películas de terror. No obstante, en muchas se percibe esta relación de forma
implícita. Basta ver el tema recurrente del peligro del espejo o de los sueños.
¿Qué es lo que el espejo y los sueños reflejan, además de a nosotros mismos? El
mal está al otro lado del espejo y nos amenaza con devorar o destruir, y los
sueños, como en la película La pesadilla,
son donde el mal se manifiesta y busca penetrar en nuestro período de vigilia
(cuando estamos serenos). El "otro", que es el mal, está en los
sueños y espejos, lo que refleja nuestro "lado oscuro".
En fin, estas películas retratan los
conflictos de sus creadores con sus fantasmas interiores. La identificación con
el mal se deriva de la situación del creador de la película, no sólo por el
hecho de que así él descarga su odio destructivo de forma ficticia, siendo lo
que Freud llama sublimación, sino también por el hecho de que él es el
"dueño" de la historia y es quien descargará el odio y, por eso, el
mal no le resulta amenazador, pero sí para aquellos que él odia. Además, de ahí
podemos sugerir la hipótesis de que las personas que son destruidas en estas
películas son símbolos de tipos de personas que el creador de la historia
realmente odia. Además, el odio es producto del sentimiento de impotencia y de
la voluntad de venganza.
Podemos abrir un paréntesis aquí para
explicar que el sentimiento de impotencia puede producir diversas reacciones.
Entre estas reacciones destacan el odio y el miedo. Esto ocurre principalmente
en el interior de relaciones sociales en las que el sentimiento de impotencia
ante injusticias o ante las acciones de personas tiránicas produce odio o
miedo. Juntamente con el odio viene el deseo de venganza y junto con el miedo viene
la sumisión. Cada individuo posee una predisposición mayor a uno u otro, y esto
depende de su proceso histórico de vida, principalmente de sus experiencias
durante la infancia. No obstante, es necesario resaltar que hay un predominio
de uno o de otro, pero que ambos están, en cierta forma, presentes. No hay
ningún sumiso que no alimente un quantum
de odio por su tirano y no hay ningún sublevado que no cargue sobre sí un quantum de miedo, a no ser en raros
casos concretos. Si no fuese así, el miedoso sería incapaz de cualquier acto de
rebeldía, lo que no se verifica en la realidad, y el sublevado intentaría
concretizar su venganza inmediatamente, lo que no ocurre efectivamente y es
justamente esta situación lo que permite la emergencia del odio y del miedo. El
odio contenido puede manifestarse a través de otras formas de violencia y
agresividad, o mismo bajo formas socialmente permitidas, como, según nuestra
hipótesis, la producción de películas de terror.
En el caso de La pesadilla, las víctimas del criminal "resucitado" Fred
Krueger (que murió quemado por los habitantes del barrio donde se desarrolla la
película, después de haber sido absuelto por el crimen del asesinado de niños)
eran tres jóvenes "normales", un joven implicado en drogas y una
mujer alcohólica, madre de una de las víctimas. Estos jóvenes pasan a soñar que
un hombre/monstruo misterioso, que posee cuchillas en las manos les persigue
(individualmente) y ellos recobran la conciencia poco antes de ser matados.
Fred Krueger volvió para vengarse y la venganza surge a partir del momento en
que, pasando por encima de la ley y de la decisión judicial, los habitantes
hicieron justicia por sus propias manos. Dos de las víctimas eran parientes de
un delegado (una era la esposa, que participó en la persecución de Krueger y
que inclusive guardó el arma que él utilizaba para matar a los niños -cuchillas
que se encajaban en las manos como una especie de guante- y otra era la hija).
El delegado no hizo, ni podía hacer nada para salvarlas, así como tampoco salvó
a Fred Krueger. En el fondo, el odio del creador de esta película, podemos
suponer, está dirigido hacia aquellos que hacen justicia por sus propias manos.
Esto, con todo, es sólo una hipótesis provisional, que solamente una
investigación sobre tal creador podría confirmar o refutar. Pero es bastante
probable, y menos discutible, la idea de que la película de terror manifiesta
los conflictos interiores de su creador.
Traducción: Roi
Ferreiro
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