lunes, 31 de diciembre de 2018

De la huelga de masas a los consejos obreros (Extracto del Manifiesto Autogestionario)

Portada de la primera edición en idioma portugués Manifiesto Autogestionário


De la huelga de masas a los consejos obreros

Nildo Viana

Las huelgas surgen y desaparecen. Ellas son electorales, oportunistas, salariales, radicales. La huelga es un fenómeno complejo y su realización tiene varias determinaciones. Sin embargo, dejando de lado el movimiento grevista impulsado por las organizaciones burocráticas como sindicatos, partidos, etc., tenemos una acción proletaria que realiza una movilización y organización de los trabajadores en determinada unidad de producción o categoría profesional. El movimiento grevista surge como una forma de organización y despertar de la conciencia colectiva para las malas condiciones de trabajo, los bajos salarios, la protesta social, entre otros elementos.

Las diversas formas de paralizaciones de la actividad laboral antes del advenimiento de la consolidación del capitalismo moderno son antecedentes históricos de las huelgas obreras. Las primeras huelgas obreras -como no podrían dejar de ser- provocaban una violenta reacción estatal. En Francia, las primeras grandes huelgas de los mineros abrieron brechas y en 1864 el derecho de huelga fue reconocido. El movimiento huelguista en Francia fue bastante fuerte durante el siglo 19. En este período, ocurrían huelgas corporativas, limitadas las determinadas categorías profesionales (en Francia, los mineros se destacaban). Las huelgas pronto dejan de ser corporativas y pasan a ser interprofesionales, siendo que éstas pasaron a ocurrir en territorio nacional hasta convertirse en huelga general. Este pasaje se dio por la solidaridad entre sectores del proletariado o por huelgas políticas, exigiendo o combatiendo determinadas medidas políticas.

La idea de huelga general ya existía desde mediados del siglo 19, pero sólo en el final desde siglo y principios del siglo XX que se convertiría en una práctica política del movimiento obrero. Las grandes huelgas de este período se extendieron por el mundo, y tuvieron resonancia e influencia en la historia del movimiento obrero, como las huelgas en Bélgica, Francia y Rusia. En el caso ruso, durante la revolución de 1905, la emergencia de los consejos obreros (soviets) es resultado del movimiento huelguista. Este movimiento continuó a escala mundial, alcanzando incluso países incluso de capitalismo retardado, tal como Hungría y Brasil.

A partir de 1910 una nueva ola de huelgas asola a Europa, generando consejos obreros y acompañando varios intentos de revolución proletaria, como en el caso de Alemania, Italia, Rusia, Hungría, entre otros países. Las derrotas de los intentos de revolución proletaria, la Segunda Guerra Mundial y la relativa estabilidad del capitalismo de los países imperialistas promovieron un reflujo del movimiento huelguista en Europa, pero se mantuvo relativamente fuerte en los países de capitalismo subordinado. En los años 60 hubo una reanudación del movimiento huelguista en Europa y en otros lugares, pero al mismo tiempo que esto ocurría, la ofensiva de la clase capitalista después de los años 70 y el desempleo creciente también promovió un reflujo. A partir de entonces el movimiento huelguista pasó a vivir una situación de fortalecimiento y debilitamiento, asumiendo formas esporádicas y más o menos consolidadas dependiendo de la época y país.

La huelga, como mera paralización de las actividades, expresa una lucha contra el capital, ya que compromete la extracción de más valor. La extracción del plusvalor es interrumpida y por eso esta es la forma más eficiente de presión obrera sobre el capital. Es también por eso que las instituciones que dicen representar a los trabajadores y, en el fondo, representan el capital, ya no incentivan el movimiento huelguista y cuando pueden evitan y desmovilizan las propuestas e intentos de huelgas. Sin embargo, el movimiento huelguista puede, una vez desencadenado, radicalizarse y tornarse aún más peligroso para el capital. Se trata del paso a una forma más radical de huelga, la huelga de ocupación. En esta, los trabajadores no sólo paralizan las actividades, sino que se ocupan de las fábricas, de las unidades de producción, impidiendo cualquier forma de abdicación al movimiento huelguista y reactivación de la producción. Los proletarios realizan una permanente movilización, comunicación, lo que permite un avance de la conciencia y la constitución de nuevas relaciones sociales.

Este proceso culmina con la huelga de ocupación activa, una radicalización y profundización de la huelga de ocupación, que marca ya un paso hacia el cuestionamiento de la propiedad privada, de las relaciones de producción capitalistas. Este proceso de huelga de ocupación activa exige, para significar un verdadero movimiento revolucionario, la generalización para un conjunto significativo de unidades de producción. Al ocurrir tal proceso, ocurre simultáneamente una forma superior de autoorganización, la formación de los consejos de fábrica. Los consejos de fábrica pasan a gestionar las fábricas y hacer que funcionen de forma autogestionada.

Esta ampliación de la autoorganización de los trabajadores se expande a otros sectores de la sociedad, tal como en los locales de vivienda, estudio, etc. En este contexto, surgen simultáneamente los consejos de barrios y otras formas de auto-organización, como los consejos de seguridad (milicias obreras). El proceso de generalización de la huelga de ocupación activa y de la formación de consejos de fábrica permite la articulación de diversas unidades productivas en determinada ciudad o región, a través de su articulación con los consejos de barrios y otros tipos de consejos, creando los consejos obreros, forma consonista de autogestión social que realiza la articulación de la sociedad a escala general.

(Extracto del Manifiesto Autogestionario, que pronto se publicará íntegramente en idioma español).

La Consciencia de la Historia: Una retroversión del materialismo histórico

Portada de "La Conciencia de la Historia" en su primera edición.

La Consciencia de la Historia: 
Una retroversión del materialismo histórico

Cláudio Bueno

El libro del sociólogo y filósofo Nildo Viana, La Consciencia de la Historia - Ensayos sobre el materialismo histórico-dialéctico, con el título, trata de la concepción materialista de la historia. La primera idea que tenemos al ver un libro sobre este tema es que se trata de más de esas simplificaciones que se ve en las fórmulas del tipo "la infraestructura que determina la superestructura", pero no es éste el caso, como veremos a continuación.

Podemos decir que el autor sigue la línea del marxismo occidental de los años 20, tal como se ve en las obras de Karl Korsch (Marxismo y Filosofía) y de Georg Lukács (Historia y Conciencia de Clase) tanto en la forma como en el contenido. En la forma, pues, como se ve en el subtítulo, se trata de ensayos, tal como lo hicieron Korsch y Lukács; en el contenido, pues aquí se ve un rompimiento radical y una denuncia implacable de los deformadores del marxismo (Lenin, Stalin, Gramsci, Althusser, etc.), tanto los de orientación socialdemócrata (reformistas) como los de orientación bolchevista o leninista (jacobinos que quieren conquistar el poder del estado). Sin duda, en este último punto hay una discordancia con Lukács, pero no con Korsch. En este sentido, podemos decir que para Nildo Viana el marxismo fue deformado y por eso hay que retomar el verdadero carácter del marxismo.

Sin duda, La Consciencia de la Historia ya es un intento en este sentido de volver al contenido original del marxismo, siendo, por lo tanto, una retroversión del marxismo. ¿Cómo el autor hace esto? En un conjunto de ensayos, aborda cuestiones clásicas del marxismo (la relación entre ser y conciencia, la relación entre materialismo histórico y materialismo dialéctico, el carácter materialista de la dialéctica, etc.) presentando una visión que se fundamenta principalmente en las obras de Marx y Korsch. En este sentido, el Papa Benedicto XVI ha recordado que el Papa Benedicto XVI ha recordado que el Papa Benedicto XVI ha recordado que el Papa Benedicto XVI, el concepto, la posmodernidad, etc.); todo ello partiendo de un punto de vista al mismo tiempo crítico y renovador.

El autor comprende el marxismo como "expresión teórica del movimiento obrero", tal como había sido colocado por Karl Korsch, y éste es el hilo conductor del texto. Él realiza todo un proceso de trabajar en la conciencia los conceptos del materialismo histórico. Tanto es verdad que su definición de modo de producción se distingue radicalmente de lo que vemos en los diversos manuales sobre marxismo o materialismo histórico. Para Nildo Viana, modo de producción no es la "base económica" de la sociedad compuesta por las fuerzas productivas y por las relaciones de producción y sí "un modo de relación y lucha entre las clases sociales". En este contexto, hay el rechazo de cualquier determinismo, sea "económico" o "tecnológico".

El autor también cuestiona lo que se llama "superestructura", reubicando las cuestiones planteadas por Althusser y Gramsci, pero dándoles una respuesta diferente. La distinción entre infraestructura y superestructura es, como colocó Althusser, sólo una metáfora que se refiere al concepto de modo de producción y, según la propuesta innovadora de Nildo Viana, formas de regularización de las relaciones sociales. La reificación de la idea de superestructura (tomando como si fuera una realidad y no una metáfora) ofusca la comprensión de su carácter y su complejidad.

Por último, Nildo Viana, en el seno de su crítica a la ciencia y la posmodernidad, profundiza de forma original cuestiones muy poco discutidas en el interior del marxismo, tal como se ve en los ensayos La Dialéctica del Concepto y el Método Dialéctico y el Estudio del Concepto en particular. El primero retoma la definición de Marx respecto al concepto (que es para él una "expresión de la realidad") y lo distingue de constructos y nociones y el segundo pone en evidencia cómo el método dialéctico estudia un aspecto particular de la totalidad en contraposición a los que buscan autonomizar los "fragmentos" o el "fragmentario" (posmodernos), realizando una separación anti-dialéctica entre el todo y las partes.

En fin, se trata de un texto complejo, tanto por el contenido y la variedad de temas abordados. Los habituados con el "marxismo de los manuales" o con la ortodoxia leninista ciertamente sentirán un extrañamiento en relación al texto. De cualquier forma, se concuerda o no con su contenido, basta un poco de percepción para reconocer su valor intrínseco caracterizado por la osadía, tan ausente en los medios intelectuales en nuestro país, donde la costumbre es repetir a los autores extranjeros.

Retirado del sitio:
http://www.midiaindependente.org/eo/blue/2003/05/253892.shtml

sábado, 29 de diciembre de 2018

La doble prisión de Lula


La doble prisión de Lula

Nildo Viana

Lula, un ex presidente de Brasil, fue detenido el 07 abril 2018. Esto, sin embargo, era su segunda detención en el siglo 21. Tratémoslo d es el d wo prisión de Lula y explicar cómo la primera causó la segunda.
La primera prisión Lula comenzó cuando dejó de ser un trabajador para entrar en el conflicto laboral. Se inició su carrera política en las disputas burocráticas y llegó a convertirse en un burócrata sindical y tuvo un ascenso en su carrera a través de la CUT (Central Única de los Trabajadores) y PT (Partido de los Trabajadores), pasando de la burocracia sindical hacia la burocracia partidista. El primer presidente del PT fue diputado federal y concurrió varias veces a la presidencia de la república, perdiendo por tres veces consecutivas. Logró su victoria en las elecciones de 2002 y fue reelegido en las próximas elecciones. En 2010, Dilma Rousseff, fue elegido presidente y reelegido en 2014, lo que significaba el mantenimiento del gobierno del PT.
La primera prisión de Lula fue la burocracia. Lula ha dejado de ser un trabajador para convertirse en un prisionero de la burocracia. A pesar de que los obreros están presos en el proceso de explotación a que están sometidos, esa es una prisión involuntaria y de la cual el individuo no es responsable. Aquí nos interesa sólo la prisión cuando el individuo es responsable de ella, ya sea de forma voluntaria o involuntaria. Lula se hizo burócrata voluntariamente y fue responsable de su primera prisión. Al final, "la burocracia es un círculo al que nada puede escapar" (MARX, 1976: 72-73). Un burócrata es un individuo que pretende llevar a cabo el control y reproducir las relaciones sociales existentes en las instituciones (universidades estatales, fiesta, unión, iglesia, escuelas, hospitales) y permanecer en el poder. Vale la pena recordar que "la burocracia es poder" (Motta,1985).
En ese sentido, lo más correcto sería decir que los burócratas arresta a los demás en lugar de ser prisioneros. No hay duda de que esto es cierto. Sin embargo, los prisioneros son la burocracia burocrático como forma de organización y mentalmente. La burocracia como forma organizacional es jerárquica, marcada no sólo por los conflictos con aquellos sometidos a su control y dirección, sino también por disputas interburocráticas: los burócratas inferiores quieren llegar a ser superiores, lo que se manifiesta en la disputa por cargos, los burócratas superiores se disputan la dirección, la presidencia, etc., es decir, puestos mejores y que ofrecen más poder.
Un burócrata tiene una determinada mentalidad. Así surge una mentalidad burocrática. Como todos nacemos y vivimos en organizaciones burocráticas (escuela, iglesia, partidos, sindicatos) o nos relacionamos y dependemos de tales organizaciones (estado y sus aparatos, por ejemplo), es común el desarrollo de una cierta mentalidad burocrática en todos los individuos, que se manifiesta a través de la naturalización de la existencia de "jefes", "líderes", "dirigentes". Pero burócratas generan una forma de mentalidad burocrática más intensa y específica, creando lo que él llama "personalidad burocrático" (Merton, 1970). El individuo se vuelve, en esos casos, mentalmente prisionero de su mentalidad burocrática. El ansia de poder se convierte en el hilo conductor (Conductor a tierra) de su existencia y la acción. El burócrata vive para la burocracia y su mente está atrapada en las mallas burocráticas.
Lula, en que pese su poco bagaje cultural, se convirtió en un gran burócrata. En la década de los años sesenta, la actividad de burócrata sindical, de las disputas partidistas (internas y externas), hasta llegar a las disputas burocráticas más amplias del aparato estatal, no ha asistido a instituciones de enseñanza superior, sino que ha pasado por la dura escuela de las disputas sindicales desde finales de los años 1960, convertirse en presidente. Y las artimañas burocráticas son infinitas y cada vez más complejas. Y para conquistar y mantener el poder, vale todo. Las mentiras son una de las armas usadas en ese valle todo de disputa por el poder [1] .
"El poder corrompe", dice con razón el proverbio. Lo que no dice el dicho popular es que el poder es adictivo y genera ceguera. El carácter adictivo del poder fue expresado por Lula. Los intelectuales de la fiesta, con su formación libresca y gramsciano, querían conquistar primero la hegemonía en la sociedad civil, para luego llegar al poder estatal. Lula era un pragmático y ansioso por el poder. Se necesitaría "veinte o treinta años" y Lula quería el poder inmediatamente, "pero no voy a vivir otros treinta años y quiero llegar al poder pronto" [2] .
Cuando fue presidente, quedó adicto totalmente y no quería soltar el vicio y fue reelegido y después, cuando no podía realizar tal proeza nuevamente, colocó a alguien en su lugar. Ese alguien era Dilma Roussef, una mala elección, pero era lógico que los que querían mantener la potencia n. Colocar a alguien más competente o más inteligente era un riesgo de perder el poder en el interior del partido y también perder espacio político. Dilma no era una amenaza, porque incluso con el poder en las manos, ¿no lo mantendría a no ser que las cosas son ivessem fácil y tener apoyo. El problema es que las cosas se pusieron difíciles y apoyo disminuyeron drásticamente. El coro D y una música revela lo que pasó por la cabeza de Lula: "el poder, el poder, el poder, el poder hasta no más poder" [3] .
El problema es que el poder puede generar ceguera también. payasadas burocráticos de Lula mostraron que, comenzando con la elección de Dilma Roussef. Por otro lado, él supo juntarse con la burguesía y la alta burocracia y hacer su juego. El mensal es prueba de ello. Él se sentía en casa. Sin embargo, se quedó ciego, pensando que reinaría eternamente. Los burócratas PT también. Y necesitan VA m mantener al gobierno porque significaba miles de posiciones en el gobierno y otras burocracias financiación fuera del gobierno (ONG, sindicatos, etc.) y la reducción drástica de los recursos [4] . La burguesía apoyó a Lula como él era servicial e incluso se rió con los patinazos del PT, aunque éstos muestran una cierta imagen del país, incluso en el extranjero, que no era de su agrado. Sin embargo, un buen servidor está soportado en su simploriedade siempre que continúe sirviendo así.
La ceguera de Lula también se manifestó al pensar que habría entrado definitivamente al selecto grupo de la alta burocracia y eso le daba pase libre con la burguesía, de la que realmente se acercó. El problema es que él estaba ciego para cosas más amplias que las disputas interburocráticas y que interfieren en la gobernabilidad: la acumulación de capital. Esta estaba a un ritmo creciente, que se inició antes de su gobierno y continuó hasta más o menos 2012, y luego empezó a disminuir. En ese contexto, la presidenta, del mismo partido, era un problema y los intereses del PT (y su presión sobre ella) era otro. impopulares medidas que debían tomarse medidas para reducir el impacto de la desaceleración de la tasa de acumulación de capital no fueron tomadas y otras acciones no se produjo, lo que empeoró la situación ción. Esta fue la expulsión del PT del partido burgués. El juicio político se materializó. la ceguera de Lula y el PT en relación con el poder no les permiten ver que el poder está por encima de la capital, es decir, el poder financiero.
Esta primera prisión de Lula no se rompió con el impeachment. La ceguera continuó y el anhelo de volver al poder a través de las elecciones presidenciales de 2018. El PT y Lula olvidaron las lecciones del pasado, de las derrotas electorales anteriores, y pensaron que volverían con facilidad al lugar que ahora consideran su "propiedad". Sin embargo, el contexto es diferente. La burguesía no pretende engañarse nuevamente con el PT y su derrota electoral sería previsible, si pudiera ser candidato, lo que es cada vez más difícil. El más curioso es que la ceguera petista parece ser contagiosa, pues el bloque progresista, en su casi totalidad, está siguiendo al PT ciegamente. El discurso de la "amenaza fascista", entre otros elementos, parece ser convincente para los progresistas de casi todos los partidos. En vez de ver que el barco está pegado y que va a hundirse y lanzar una alternativa electoral, prefieren hundirse juntos y reconocer el estado moribundo del bloque progresista. El estado lamentable del bloque progresista es perceptible al ver su acción de mitificación y transformación de un burócrata oportunista en mártir y héroe [5] . La caída moral del PT llevó junto con él casi todos del bloque progresista, con raras y heroicas excepciones. Y así ellos fortalecen el bloque dominante conservador y el conservadurismo en general.
Esta primera prisión acabó generando la segunda prisión, la del día 07 de abril de 2018. Los petistas y la mayoría de los progresistas todavía esperan una posibilidad de candidatura, una victoria electoral y un regalo de Papá Noel. La esperanza es lo último que muere, pero en este caso, debe morir inevitablemente en 2018. La muerte de la vieja esperanza ilusoria, a su vez, podría allanar el camino para una nueva esperanza, lo que apuntaría total de pa ra y la transformación social radical.

referencias
MARX, Karl. Crítica de la filosofía del derecho de Hegel. Lisboa: Presencia de 1978.

MERTON, Robert. Sociología: Teoría y estructura. Sao Paulo, Maestro Jou, 1970.

Motta, restes Fernando P. ¿Cuál es la burocracia. En el caso de las mujeres.

[4] Para los ingenuos que creen en los discursos en lugar de analizar las relaciones sociales concretas, sólo ver una noticia de 2016 para ver el efecto financiero de los cambios políticos en sí PT para entender lo que está en juego: https: // Brasil. elpais.com/brasil/2016/02/23/politica/1456182587_487647.html
[5] Sobre el carácter y el oportunismo de Lula, el sociólogo Francisco de Oliveira (que era el PT y el PSOL), este aspecto más lúcido que otra progresiva, ya advirtió a desprevenido hace mucho tiempo. Ver: https://www.youtube.com/watch?v=AP3lk_coK7A&feature=youtu.be


lunes, 22 de octubre de 2018

BOLSONARO, HADDAD Y EL FUTURO DE LA SOCIEDAD BRASILEÑA


BOLSONARO, HADDAD Y EL FUTURO DE LA SOCIEDAD BRASILEÑA

Nildo Viana

La polarización electoral, relacionada con otras polarizaciones anteriores, apunta a una segunda vuelta electoral bastante acentuada discursivamente. Por un lado, Jair Bolsonaro, por el otro, Fernando Haddad. Las elecciones electorales se realizan generalmente a partir de intereses o expectativas de futuro relacionadas con el presidente electo. Sin embargo, existe una dificultad enorme en ese proceso por parte de la población, pues entre el discurso del candidato y su práctica efectiva posterior, hay un abismo y mucha confusión. Los ingenuos creen en las promesas irrealizables, los interesados (sea de los que se beneficiarán directamente - cargos, dinero, ventajas - sea de los que sólo piensan que serán beneficiados como individuo, grupo, clase) defienden apasionadamente a sus candidatos, los engañados por los discursos creen y votan en aquel que, directa o indirectamente, les convencieron.

La previsión del futuro es algo casi imposible. Lo que podemos analizar son tendencias, pues no sabemos de todo el proceso, de todas las otras tendencias y determinaciones que van a concretarse. Sin embargo, a partir de informaciones y reflexiones sobre la realidad presente, podemos observar las tendencias más fuertes, con sus posibles variaciones, y eso es lo que apuntamos en el presente texto. Nada de lo que está escrito aquí va inevitablemente a ocurrir, pero no sólo es posible que ocurra, sino también es una posibilidad tendencial. ¿Cuáles son las expectativas para la sociedad brasileña en el probable gobierno de Bolsonaro o gobierno de Haddad? Esa es la cuestión que tomamos como punto de partida para apuntar las tendencias.

Un gobierno Bolsonaro puede ser analizado a partir de lo que el candidato y sus aliados dicen, a partir de lo que su adversario plantea, o aún, a partir del análisis en perspectiva de las tendencias existentes. Si el gobierno de Bolsonaro es lo que dicen los petistas, será un retroceso y va a generar más violencia, pobreza, sexismo, privatización, etc. y puede generar una dictadura o incluso "fascismo". Si el gobierno de Haddad es lo que dicen los bolsonaristas, será un retroceso y va a generar más violencia, pobreza, corrupción, burocratismo, etc. y puede generar una dictadura o incluso "comunismo". Para quien cree en cuentos de hadas, esas dos versiones serían igualmente posibles. Si el gobierno de Bolsonaro es el que dice el candidato, entonces Brasil va a cambiar, la familia será respetada, la violencia será contenida, la economía va a ser recuperada, habrá privatizaciones, así como la “Bolsa Familia” será mantenida y tendrá hasta 13º pagos y aumento, entre miles de otras cosas. Si el gobierno Haddad es lo que dice el candidato, la sociedad brasileña va a mejorar, millones volveran a tener empleo, la educación va a ser ampliada en todos los niveles, aquellos que ganan hasta 5 salarios mínimos no pagaran más impuestos, la diversidad será respetada, así como se revocará la reforma laboral y las obras gubernamentales se reanudará. Para quien cree en Papá Noel, pueden colocar sus medias colgadas en el 25 de diciembre, pues esas dos versiones serían realizables.

Este es el discurso electoral y sólo cree en él quien no tiene sentido crítico o experiencia de vida. Si bien la experiencia de vida puede ser engañada por la fe, el deseo, los intereses. En el caso de las mujeres, Enrique Santillo, que también fue elegido y tampoco cumplió la promesa. Las promesas de Fernando Collor de Mello, Luis Inacio Lula da Silva, Dilma Roussef, entre miles de otros, tampoco se cumplieron. Collor dijo que acabaría con la pobreza de los "descamisados y pies descalzos" y con "los marajás" (corruptos) y acabó sufriendo impeachment por corrupción (...). Jânio Quadros, mucho antes (1960), dijo que iba a "barrer la corrupción". Si la experiencia no siempre es suficiente, la reflexión debería serlo. El discurso electoral es optimista, los candidatos resuelven todos los problemas (salud, educación, seguridad, empleo, etc.) y todo es fácil de resolver, basta elegir al candidato. El que acompañó a los presidenciables en 2018 sabe que es todo fácil de resolver: "dinero hay, pero él está mal distribuido" (Guillermo Boulos); "Brasil se convertirá en una gran nación mundial" (Cabo Daciolo); "Lo que Brasil necesita es competencia para traer de vuelta el crecimiento" (Henrique Meirelles), etc. El discurso electoral es siempre optimista y voluntarista (y mentiroso). Nadie gana elecciones diciendo la verdad. Una vez en el gobierno, es sustituido por el discurso gubernamental, que a su vez es realista y pesimista ("la crisis internacional", "la campaña opositora", la "falta de recursos", etc.).

Hasta aquí sólo apuntamos lo que el futuro gobierno no va a hacer: no va a hacer lo que el adversario dice y ni va a hacer lo que él mismo dice. Al final, ¿qué es más probable que hagan los dos presidenciables si se eligen? La tendencia no es nada buena y eso en ambos casos. Esto, en parte debido al contexto histórico y social, y en parte debido a quién son los candidatos que pueden convertirse en el futuro presidente.

Un gobierno de Bolsonaro tendería a ser autoritario y llevaría adelante políticas de austeridad. La tendencia es a realizar poco de lo prometido. Entre las pocas cosas que tiende a realizar, es valoración de la familia y de las tradiciones, entrando en confrontación con el bloque progresista y generando algunas alteraciones en la educación estatal y otros procesos, lo que deberá alcanzar los corrales electorales petistas y reducir drásticamente la financiación de ciertos sectores vinculados al PT. Podría intentar concretar otras iniciativas, como la cuestión de la portación de armas, la reducción de la mayoría de edad penal, etc., que son propuestas neoliberales. Así, con contradicciones y obstáculos, eso es lo que puede esperarse en materia de política gubernamental. En el plano de la política económica, al menos al principio, adoptará políticas neoliberales a través del Ministro de Hacienda, Paulo Guedes, que no resolverá las cuestiones y difícilmente conseguirá retomar el ritmo de acumulación de capital ("crecimiento económico"). El mayor logro de un gobierno de Bolsonaro debería ser liquidar el petismo.

Su gobierno, en un primer momento, tiende a generar un cierto optimismo y la "confianza” del capital transnacional y del mercado. Bolsonaro, a pesar de no ser el "candidato ideal" para el capital, logra generar más confianza en el capital transnacional y en el mercado internacional (la caída del dólar y la cotización de la bolsa de valores lo muestran). Deberá conseguir cierto apoyo parlamentario con las adhesiones oportunistas y alineamientos de partidos e individuos. Sin embargo, en un segundo momento, la tendencia podría significar pérdida de popularidad creciente con el neoliberalismo discrecional por parte de sectores cada vez más amplios de la población, aumento del número de huelgas, etc. Sus pilares también tienden, a largo plazo, a debilitarse, pues el antipetismo pierde sentido con el fin del petismo y el moralismo conservador pierde su llamamiento con el retroceso de la moral progresista y del inmoralismo. Si no se produce una aceleración de la acumulación de capital, también los recursos tienden a menguar y la situación es difícil. En esa situación, la oposición tiende a crecer, tanto a través del ala moderada del bloque dominante, como por lo que queda del bloque progresista, y, aún, del bloque revolucionario y de los trabajadores en general.Esto significa que a corto plazo un gobierno de Bolsonaro puede tender a mantenerse relativamente estabilizado, pero a mediano plazo también pueden aparecer cada vez más dificultades y generar inestabilidad. Por supuesto, esto dependerá fundamentalmente de la acumulación de capital y de la situación internacional (que, por otra parte, están entrelazadas), pero la tendencia en estos aspectos tampoco son las mejores para el capital. Si se da lo anterior, puede generarse un mayor grado de represión estatal en el movimiento obrero y corrientes opositoras y más motivos para el descontento. A largo plazo es difícil observar las tendencias, pues depende de lo que se efectúa a corto y medio plazo. Por lo tanto, las perspectivas no son nada buenas en un gobierno de Bolsonaro.

Un gobierno de Haddad tiende a tener algunas diferencias. Pero se encontrará ante un dilema. Tendrá que decidir si efectúa políticas neopopulistas e intentar efectuar algunas de las promesas o adoptar el neoliberalismo discrecional y abandonará casi todas sus promesas de campaña. Poco de lo que se prometió podrá ser hecho. Lo poco que podría ser realizado sería el mantenimiento, en forma precaria, de la política de identidades y cosas por el estilo. La reanudación de obras públicas, la disminución de impuestos, las políticas de desarrollo educacional, entre otras, depende de los recursos estatales que hoy faltan. La revocación de la reforma laboral y de la PEC de techo de gastos es difícil y traerá fuerte oposición de la burguesía, comprometiendo la gobernabilidad, así como el aumento de gastos estatales (que tiende a ocurrir por las propias necesidades del petismo y su carácter burocrático y neopopulista) a aumentar los problemas y las dificultades financieras. La oposición será fuerte de todos lados (de la misma forma que Bolsonaro, enfrentará a la oposición de la derecha moderada, que intentará suavizar las medidas, así como del bloque revolucionario y de gran parte de la población, tanto de trabajadores como de adeptos del bolsonarismo, que deberá consolidarse como opción política después de su supuesta derrota y con fuerza parlamentaria). En el caso de la burguesía y del bloque dominante, como ya tiene en el período electoral, y del bloque progresista, en su ala más moderada (PSOL, PCdoB, PSB, etc.) De ello también resulta un carácter más represivo del aparato estatal para intentar mantener la gobernabilidad.

Sin embargo, y este es el problema del petismo que lo llevó a la destitución de Dilma Rousseff, el PT es el reino del partido y la burocracia sindical y otras organizaciones asociadas (ONG, etc.) , así como los sectores de la intelectualidad. Por lo tanto, tiende a tener gastos que otros gobiernos podían evitar así que casi no realizar ciertas políticas porque al hacerlo pierde votos y en 2020 habrá elecciones municipales de 2022 y las nuevas elecciones presidenciales. Por lo tanto, se plantea un nuevo dilema: unirse al neoliberalismo discrecional y perder popularidad y las elecciones, lo que significa ganar posiciones ahora y perder inmediatamente después o mantener el neoliberalismo neo-populista y así evitar las políticas de austeridad y aumentar los gastos del Estado, generando mayores problemas y dificultades, así como perdiendo apoyos de sectores de la burguesía. La insistencia en el neoliberalismo neopopulista significaría una situación caótica y conflictiva desde el inicio del gobierno y que puede generar dificultades crecientes de gobernabilidad. Es claro que esto dependerá en parte del ritmo de la acumulación de capital y de la dinámica del capitalismo mundial y otras determinaciones, pero la tendencia en ese caso tampoco es para generar optimismo.

Un gobierno de Haddad tendería a comenzar con dificultades, ya que tiene poco apoyo y el mercado de capital transnacional y global debería tener un impacto negativo de los resultados de las elecciones, en caso de victoria PT (en bolsa de valores, en dólares). Por lo tanto, en el caso de Bolsonaro la tendencia es cierto alivio al principio porque de optimismo y buena acogida del capital internacional y la mayor parte de la burguesía brasileña, en este caso la tendencia es la contraria. Y el bolsonarismo será una oposición constante y ahora fortalecida, incluso pudiendo generar, como ya se ha anunciado, un nuevo partido en torno a Bolsonaro. De la misma forma, otros sectores deberán hacer oposición desde el principio. Y si la situación inicial es desfavorable, la tendencia es un gobierno que ya nace con el anuncio de su muerte. En fin, un gobierno Haddad tiende a comenzar con enormes dificultades y si esto se concreta, la situación nacional debería empeorar, generando un proceso de agudización de conflictos y fortaleciendo aún más el antipetismo, que incluso perdería parte de su base electoral, desilusionada. Así, a corto plazo sería crisis gubernamental y otras crisis, acentuación de conflictos, etc. A medio plazo y más a largo plazo, el caos y las soluciones imprevisibles podrían ocurrir. Por otro lado, si la situación es más favorable, y la decisión es por una política económica pragmática, el gobierno podrá sostenerse razonablemente y, si hay una reanudación del ritmo de acumulación de capital, podrá ganar aliento. Esta, sin embargo, es una tendencia poco probable y sólo con mucho optimismo se podría esperar eso.

Así, la tendencia inicial de un gobierno Haddad sería de inestabilidad y conflictos crecientes al principio y que pueden agravarse a no ser que abandone el neopopulismo y abandone las pocas promesas realizables y / o la situación internacional y la acumulación de capital apunte a una evolución positiva, lo que no es lo más probable en por el momento. Si esta tendencia inicial de inestabilidad se mantiene, el caos y soluciones más drásticas pueden surgir. Si no se mantiene, puede haber algún aliento para el gobierno, pero con fuerte oposición, dificultades, crisis. De cualquier forma, la vuelta de la "era de oro" del tiempo de las vacas gordas no volverá, pues ahora es la época de las vacas magras

Es necesario discutir la cuestión de la amenaza fascista y comunista que los candidatos acusan de ser posible la victoria de su rival. Bolsonaro no es fascista y Haddad no es comunista. Esto es sólo discurso electoral y que convence sólo a los más despolitizados y que no poseen mayor formación e información, así como a los adeptos apasionados que abandonan la racionalidad o, aún, aquellos que tienen sus sentimientos de miedo y / o odio manipulados por campañas electorales. Un gobierno de Bolsonaro tenderá a ser autoritario y, dependiendo del contexto (que es el más probable) un gobierno de Haddad también lo será. Sin duda, el objetivo de la represión que tiende a existir en los dos casos apunta a algunos que son comunes y otros que son selectivos. En un gobierno de Bolsonaro, sectores progresistas, adeptos del inmoralismo y moral progresista, trabajadores en general, bloque revolucionario y sectores del bloque progresista, tienden a sufrir mayor grado de represión, pero generalmente en casos de manifestaciones, acciones determinadas, espacios institucionales. El grado de represión depende de la acción y reacción de ambos lados y del contexto más amplio. En un gobierno de Haddad, sectores reaccionarios, trabajadores en general, bloque revolucionario y el ala extremista del bloque progresista tienden a sufrir mayor represión en caso de manifestaciones, determinadas acciones y espacios institucionales. Sin duda, pueden haber sorpresas dependiendo de acciones inesperadas, efectos internacionales, dinámica de la acumulación, decisiones políticas, etc. Por eso se trata de una tendencia general y más probable.

La síntesis general es que, independientemente de quién gane (por ser esas dos opciones concretas con sus características específicas), la tendencia general es que el país continúe en situación de inestabilidad, crisis, conflictos. ¿Qué hacer en esta situación? Para aquellos que pertenecen al bloque revolucionario, que luchan por la transformación radical y total de las relaciones sociales, no se trata de escoger el "menos mal", pues ambos son malos, y nada cambiarán en la situación del país. Y lo trágico es que no sólo no cambiarán nada como tienden a empeorar todo. La acción de quien pertenece al bloque revolucionario es mantener su coherencia y luchar por la transformación social y, inmediatamente, buscar fortalecer las organizaciones autárquicas (formas de auto-organización) de los trabajadores, la autoeducación y la politización de la población, avanzar en la búsqueda de una unidad de acción para combatir los retrocesos que tienden a venir, tanto en el plano económico y político en ambos casos. Este fortalecimiento es fundamental para generar una correlación de fuerzas en la sociedad civil que sea favorable a los trabajadores y que impida que las políticas estatales sean aún más penosas y al mismo tiempo crear condiciones para avanzar más allá de la lucha defensiva para evitar más pobreza, desempleo, represión, etc., y así poder pasar a una lucha ofensiva por la constitución de una nueva sociedad, la sociedad autogerida.

Tradução: Arístides Groisman