sábado, 27 de mayo de 2017

CAOS Y TENDENCIAS EN LA SOCIEDAD BRASILEÑA ACTUAL


CAOS Y TENDENCIAS EN LA SOCIEDAD BRASILEÑA ACTUAL

Nildo Viana

La sociedad brasileña vive una situación caótica y marcha hacia la crisis y posibilita tendencias diversas para el futuro. El caos surgió embrionariamente en 2012 y se profundizó en los años siguientes. El momento más visible fue el 2013, cuando las manifestaciones estudiantiles generaron manifestaciones populares que reunieron a miles de personas, generando disputas en el interior del bloque dominante y una crisis institucional que, a su vez, reforzó y fue reforzada por la crisis financiera. La desaceleración del ritmo de acumulación de capital acabó generando problemas aún mayores. El impeachment del gobierno neoliberal y neopopulista de Dilma Roussef anunciaba una recomposición del bloque dominante y una posición más fuerte y definida de la clase dominante. El nuevo gobierno adoptaría las políticas necesarias (reforma laboral, etc.) para la reanudación del ritmo de acumulación de capital, permitiendo una mayor tasa de explotación y otros cambios que colocarían al país en los ejes nuevamente.

Sin embargo, esto no ocurrió. Esto no ocurrió debido a diversas determinaciones. Una de ellas es que el proceso de desaceleración del ritmo de la acumulación de capital no podría ser retomado de la noche a la mañana, así como eso necesitaría un gobierno fuerte y competente. Las medidas económicas fueron modestas y las reformas que serían necesarias para colaborar con ese proceso tardaron en ser encaminadas y eran bastante impopulares. El Gobierno Temer también pecó por haber formado un gobierno de "aliados", o sea, compuesto por las fuerzas políticas que se unieron para derribar a Rousseff y por eso muchos ministerios y el equipo gubernamental carecía de mayor firmeza y competencia. Además, el gobierno ya nació con problemas de legitimidad y eso reforzaba su debilidad. La morosidad en el encaminamiento de las medidas necesarias, incluso debido a la espera del impeachment definitivo, acabó generando otro obstáculo para la recuperación del ritmo de la acumulación capitalista y también descrédito para el gobierno.

Así, el gobierno Temer fue lento y no tuvo competencia para tomar medidas más rápidas y eficaces. Después del impeachment definitivo, avanzó más rápido en las reformas y encontró la resistencia no sólo de los representantes y simpatizantes del ex gobierno, sino también de sectores de la juventud. Pero, prosiguió con su acción, sólo que el poder judicial, que se autonomizó demasiado en los últimos años, dio continuidad a los procesos de investigación de corrupción y acciones jurídicas que acababan envolviendo diversos sectores, llegando hasta el actual gobierno y adyacencias. Esta situación generó nueva inestabilidad política con las denuncias que involucra al presidente Michel Temer. En ese contexto, los ex-gobernantes intentan reanimar, sin gran apoyo popular. Brasil vive una situación institucional en la que no tiene un gobierno estable, ni oposición fuerte. En el plano de la sociedad civil, no hay gran reacción y la apatía del movimiento obrero y de los trabajadores en general es el mayor problema del momento y que hace la situación del país caótico. Las manifestaciones que vienen ocurriendo son vaciadas e incluso cuando hay alguna forma de participación más amplia, como la paralización nacional del 28 de abril, ocurre de forma sólo defensiva, contra las reformas propuestas por el gobierno y sin ningún proyecto político alternativo.

El caos se establece cuando el aparato estatal y la democracia representativa enfrenta una crisis de legitimidad, las disputas internas en el bloque dominante desgarran al gobierno y reducen aún más su eficacia y legitimidad, la oposición institucional se muestra frágil, incompetente e impotente, y el proceso De lucha, auto-organización, autoformación, de los trabajadores se muestra ausente. El caos instalado permite las más diversas soluciones, pues las tendencias y posibilidades se amplían en este contexto. El bloque dominante se encuentra desarticulado, pues si tuviera un mínimo de competencia y articulación, habría evitado más esta situación post-impeachment, incluso porque las reformas estaban siendo encaminadas en beneficio de la clase capitalista y la responsabilidad estaba siendo jugada sólo para el gobierno Temer. En ese contexto, una solución drástica puede ser tomada y ya tiene sectores que comparten con esa posibilidad, la llamada "intervención militar" para acabar con la balbúrgia reinante. Esta posibilidad existe y desde 2014 hay sectores de la población defendiendo esta solución en manifestaciones callejeras. Cuanto más la situación se deteriora y prolonga, más esta posibilidad se vuelve una tendencia.

Esta posibilidad convive con otra, que es una solución institucional. El alejamiento del actual gobierno y nuevas elecciones (directas o indirectas) podría instalar un nuevo gobierno. Esto daría un cierto aliento y podría proseguir con las acciones en el sentido de reanudación del ritmo de acumulación de capital ("crecimiento económico"). Para ello, sin embargo, algunas luchas serían bloqueadas en el interior del bloque dominante y con la morosidad que acompaña en la política institucional, incluida la resistencia del Gobierno Temer. Un problema adicional es el poder judicial y la llamada "Operación Lava Chorro", pues nadie escapa de la corrupción, a no ser que se limite la investigación. El aparato judicial y el aparato represivo se entusiasma con su autonomización y van demasiado lejos, tan lejos que la ya ilegítima gobernabilidad y democracia se vuelven cada vez más desacreditadas. Este sería otro obstáculo para tal solución. No todos los agentes del proceso histórico son conscientes de lo que están haciendo y de los problemas que pueden crear. En el mismo lado, la ignorancia genera divisiones y problemas, lo que se ve reforzado por intereses más particulares dentro de la clase dominante.

Algunos engañados apuntan a una tercera posibilidad. El retorno glorioso de Lula, el ex presidente del Partido de los Trabajadores. Sin embargo, además de este estar involucrado con la corrupción y las denuncias y pruebas si se avoluman, así como de diversos otros de su partido, como Dilma Roussef, su partido ya no tiene ningún apoyo significativo de la población. La CUT - Central Única de los trabajadores y todas las organizaciones de la sociedad civil apareadas por el PT, incluso el MST (Movimiento de los Sin Tierra) se desintegra ante los ojos de la población. Las manifestaciones vaciadas muestran su total falta de legitimidad y apoyo popular. Las denuncias y problemas en todas estas organizaciones sólo refuerzan la situación crítica y etapa terminal del PT. Incluso el intento de unir el bloque progresista (intentando apoyar a los demás partidos de izquierda) no generó ningún resultado, no sólo porque esos son partidos pequeños y sin gran fuerza, como también por la inoperancia de todos ellos y la resistencia de los sectores más extremistas. La apuesta del PT y similares en las políticas de identidad (género, etc.) muestran el vacío y el distanciamiento del bloque progresista en relación a la mayoría de la población, tanto de las clases privilegiadas, cada vez más antipetista, cuando de las clases desprivilegiadas, cada vez más Ajenas a la política institucional. Sólo los sectores ligados al PT y demás fuerzas del bloque progresista y sectores de la burocracia civil, intelectualidad e integrantes de movimientos sociales cooptados por el antiguo gobierno y que aún no percibieron la derrota, se mantienen como apoyo y no consiguen promover una verdadera oposición, Un plan institucional (parlamentario, estatal, etc.), ni en el plano de la sociedad civil (presión, manifestaciones, etc.).

Una última posibilidad sería el desencadenamiento de una lucha revolucionaria, lo que remite al bloque revolucionario y movimiento obrero. El bloque revolucionario podría haberse desarrollado a partir de las manifestaciones de 2013, pero acabó estancándose, en parte debido a las políticas de identidad incentivadas por el PT y similares, en parte debido a la falta de formación política e influencia de las ideologías post-estructuralistas, Irracionalistas y anti-intelectualistas) y el rechazo de la organización de vastos sectores de la juventud a partir de tal influencia. La apatía del movimiento obrero también refuerza ese proceso y facilita este estancamiento, con honrosas excepciones, pero nada sirve lanzar semillas fértiles en terrenos infértiles. La gran ausencia de las clases desfavorecidas y la fragilidad del bloque revolucionario plantean esa posibilidad como remota.

Sin embargo, así como nadie previó la emergencia del movimiento obrero en diversos intentos de revoluciones proletarias (desde la Comuna de París, pasando por diversas experiencias revolucionarias, sin hablar de luchas menos radicales, pero sorprendentes, como las propias manifestaciones de junio de 2013 en Brasil , Puede que el inesperado se manifieste de nuevo. La previsión histórica falla por el motivo de que los analistas generalmente observan las tendencias latentes y visibles y no la insatisfacción y descontento de amplios sectores de la población que, espontáneamente, explotan en acción en cualquier momento. La revolución de febrero en Rusia, así como el mayo de 1968 en París, muestran estos procesos y como en momentos de desesperanza, la esperanza resurge concretamente a través de las luchas sociales, especialmente las luchas proletarias.
Pero, esto trae mayor responsabilidad para el bloque revolucionario, pues necesita contribuir con el proceso de auto-organización y autoformación desde ahora, para que el intento, si ocurre, tiene mayores posibilidades de concreción y superar el inacabamiento de las revoluciones proletarias. El bloque revolucionario se encuentra fragilizado por diversos motivos. Aunque las manifestaciones de 2013 apuntaban a su fortalecimiento, las políticas del Gobierno Dilma, así como la polarización creada entre partidarios del gobierno y opositores, que se manifestó electoralmente en 2014 y se fortaleció en los dos años siguientes con la oposición entre oficialistas y adeptos del impeachment , Acabaron impidiendo ese proceso. La polarización excluyó a las clases desfavorecidas del debate, especialmente al movimiento obrero. La disputa electoral por el gobierno, que casi terminó en empate, tuvo casi un tercio de ausentes, lo que se percibe a través de la cantidad de abstenciones, votos nulos y votos en blanco, sumados. La polarización entre oficialistas y opositores institucionales se dio en el plano político y también en la moral. El moralismo conservador y el moralismo progresista se digladiaron y, dentro de diversos movimientos sociales, tuvo el efecto, al lado de la polarización principal, desviar gran parte de la población de la lucha de clases para cuestiones de impeachment y corrupción, por un lado, y cuestiones morales (sexualidad, etc.) por otro.

Otro obstáculo que el bloque revolucionario encuentra es, además de la hegemonía y polarización cultural derivada de la situación anterior, la fuerza de ideologías y concepciones, que generan un verdadero reino del subjetivismo. La negación de la razón -que se manifiesta a través del irracionalismo, pragmatismo y practicismo- junto con la negación de la organización, acaban debilitando drásticamente el bloque revolucionario (especialmente sectores de la juventud, intelectuales, militantes en general). El autonomismo y el anarquismo muestran sus límites por expresar influencia de las ideologías subjetivistas y otras que no contribuyen con un avance teórico y organizativo, así como la izquierda partidaria acaba reproduciendo varios de estos elementos ideológicos, especialmente el PT (Partido de los Trabajadores) y el PSOL (Partido Socialismo y Libertad).

El bloque revolucionario puede ganar con la reemergencia del movimiento obrero, pero debería antes de anticiparse y fortalecerse. Así, para que el bloque revolucionario consiga colaborar con la autoorganización y la autoformación de las clases desprivilegiadas y del proletariado en especial, sería necesario fortalecer, ampliar la articulación política, aumentar el número de adeptos y militantes, superar las ambigüedades de algunos sectores, Incluyendo el remolquismo en relación a otras fuerzas políticas y quedar atrapado en ideologías hegemónicas). Además, tendría que intensificar y ampliar la lucha cultural (desde la producción teórica, pasando por la producción artística, hasta llegar al proceso de socialización del saber y divulgación, especialmente la propaganda generalizada), la intervención revolucionaria en la sociedad civil (movimientos sociales, escuelas , Universidades, barrios, fábricas y empresas, etc.) y avanzar presentando una estrategia revolucionaria y un proyecto político de transformación radical y total del conjunto de la sociedad. La situación actual crea algunas condiciones favorables para este proceso, pero la superación de la hegemonía y ciertas ambigüedades es necesaria para que esto ocurra. El proyecto autogestionario debe ser la principal bandera de lucha del bloque revolucionario y no la simple negativa de las reformas oficialistas.

En caso de que el bloque revolucionario no pueda avanzar en ese sentido, las luchas espontáneas podrán avanzar y crearse una situación revolucionaria, no sólo no habría contribuido a que eso ocurriera en condiciones favorables para la victoria, como tendría poca capacidad de intervención e impedir la contrarrevolución, Sea por la vía de la represión estatal, sea por la vía de la burocratización o su debilitamiento con mero cambio de gobierno. Por eso es fundamental el incentivo para las formas de auto-organización (comisiones, asociaciones, consejos de trabajadores, consejos de barrios, etc.) y la autoformación intelectual (a través de la lucha y del acceso al pensamiento crítico y producción cultural anticapitalista). La posibilidad de una revolución proletaria victoriosa y acabada tiene como una de sus determinaciones la cuestión de la hegemonía y de la fuerza de los bloques sociales, especialmente del bloque revolucionario. Por eso éste necesita ir más allá y superar sus límites.

The future of Brazilian society is, in concrete terms, uncertain, and, on the plane of consciousness, a box of surprises. That is why it is fundamental to raise awareness to avoid surprises and to deepen the action to reinforce the tendency that we want it to materialize.

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